Sobre el Símbolo de la Fe
Con motivo de la Convocación del Año de la Fe, estoy leyendo el documento del Papa "Porta Fidei" y cada vez que leo algo relacionado con el tema me doy cuenta de la importancia que tiene este Año de la Fe... por lo que admiro la visión, que se podría llamar profética, de Benedicto XVI al hacernos reflexionar sobre este tema.
Os propongo la lectura de este texto de San Cirilo de Jerusalén. Procede del siglo IV. Realmente muy antiguo y en esto radica su importancia, porque denota un sentir de los primeros cristianos que valoraban mucho el contenido de las creencias que habían recibido de los mismos Apóstoles...
Benedicto XVI nos está indicando una senda que está en continuidad con las enseñanzas de aquellos que estuvieron con Jesús de Nazareth, que son las mismas enseñanzas de Jesús, el Señor...por eso os animo a leer estos párrafos.
Al aprender y profesar la fe, adhiérete y conserva solamente
la que ahora te entrega la Iglesia, la única que las santas Escrituras
acreditan y defienden. Como sea que no todos pueden conocer las santas
Escrituras, unos porque no saben leer, otros porque sus ocupaciones se lo
impiden, para que ninguna alma perezca por ignorancia, hemos resumido, en los
pocos versículos del símbolo, el conjunto de los dogmas de la fe.
Procura, pues, que esta fe sea para ti como un viático que
te sirva toda la vida y, de ahora en adelante, no admitas ninguna otra, aunque
fuera yo mismo quien, cambiando de opinión, te dijera lo contrario, o aunque un
ángel caído se presentara ante ti disfrazado de ángel de luz y te enseñara
otras cosas para inducirte al error. Pues, si alguien os predica un Evangelio
distinto del que os hemos predicado —seamos nosotros mismos o un ángel del
cielo—, ¡sea maldito!
Esta fe que estáis oyendo con palabras sencillas retenedla
ahora en la memoria y, en el momento oportuno, comprenderéis, por medio de las
santas Escrituras, lo que significa exactamente cada una de sus afirmaciones.
Porque tenéis que saber que el símbolo de la fe no lo han compuesto los hombres
según su capricho, sino que las afirmaciones que en él se contienen han sido
entresacadas del conjunto de las santas Escrituras y resumen toda la doctrina
de la fe. Y, a la manera de la semilla de mostaza, que, a pesar de ser un grano
tan pequeño, contiene ya en sí la magnitud de sus diversas ramas, así también
las pocas palabras del símbolo de la fe resumen y contienen, como en una
síntesis, todo lo que nos da a conocer el antiguo y el nuevo Testamento.
Velad, pues, hermanos, y conservad cuidadosamente la
tradición que ahora recibís y grabadla en el interior de vuestro corazón.
Poned todo cuidado, no sea que el enemigo, encontrando a
alguno de vosotros desprevenido y remiso, le robe este tesoro, o bien se
presente algún hereje que, con sus errores, contamine la verdad que os hemos
entregado. Recibir la fe es como poner en el banco el dinero que os hemos
entregado; Dios os pedirá cuenta de este depósito. Os recomiendo —como dice el
Apóstol—, en presencia de Dios, que da la vida al universo, y de Cristo Jesús,
Que dio testimonio ante Poncio Pilato con tan noble profesión, que guardéis sin
mancha la fe que habéis recibido, hasta el día de la manifestación de Cristo
Jesús.
Ahora se te hace entrega del tesoro de la vida, pero el Señor, el día de su manifestación, te pedirá cuenta de él, cuando aparezca como el bienaventurado y único Soberano, Rey de los reyes y Señor de los señores, el único poseedor de la inmortalidad, que habita en una luz inaccesible, a quien ningún hombre ha visto ni puede ver. A él la gloria, el honor y el imperio por los siglos de los siglos. Amén.
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